Dudas, interés y curiosos en el estreno del alquiler de bicicletas del Ayuntamiento de Madrid

  • El servicio llega con mes y medio de retraso debido a los actos vandálicos.
  • Se trata de un sistema público de alquiler de bicis eléctricas, el primero de Europa.
  • Las bicicletas se cargan con el propio pedaleo del ciclista, lo que ayuda a impulsarse en las cuestas.
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en el estreno de BiciMAD.
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en el estreno de BiciMAD.
AYUNTAMIENTO DE MADRID
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en el estreno de BiciMAD.

El Ayuntamiento de Madrid ha inaugurado este lunes, con mes y medio de retraso, BiciMad, el servicio público municipal de alquiler de bicicletas eléctricas. El primer sistema 100% eléctrico de toda Europa. BiciMad debería haberse inaugurado en mayo, pero se ha retrasado debido a los actos vandálicos sufridos por los anclajes colocados a lo largo de toda la ciudad, que además han sido criticados por los conductores ya que quitan espacio en la calzada.

La página web donde registrarse como abonados al servicio (www.bicimad.com) ya ha empezado a funcionar. En esta web también pueden consultarse los planos donde están ubicadas las estaciones, así como precios y normativa.

Este tipo de bicicletas, diseñadas por la empresa Bonopark, se cargan con el propio pedaleo del ciclista, lo que permite generar energía eléctrica que el vehículo utiliza en cuestas y tramos más dificultosos, ahorrando esfuerzos al usuario.

El sistema consiste en coger la bicicleta en cualquiera de sus bases y devolverla en otra para realizar desplazamientos por la ciudad. Cuenta con 123 estaciones, 3.126 anclajes y 1.560 bicicletas. Para utilizar BiciMad hay que tener una tarjeta de socio (abono anual o por días) y además pagar el tiempo de uso.

El servicio, sin embargo, se ha inaugurado con polémica, ya que los anclajes donde se sitúan las bicis utilizan plazas de aparcamiento y eliminan espacio a los coches. Concretamente, el 63% de las bases se han colocado en la calzada, mientras que el 37% restante se han ubicado en aceras y plazas peatonales. Por otro lado, los anclajes ya han sido objeto de vandalismo, sobre todo pintadas en las bases y deterioro de materiales.

Ana Botella ha sido la encargada de inaugurar esta mañana BiciMad, pedaleando desde la sede del Ayuntamiento hasta El Retiro, cruzando la Castellana y Serrano. A lo largo del día, en la principal estación de servicio de al ciudad, situada en la puerta de Alcalá, se han pasado más de dos docenas de curiosos deseosos de informase sobre este nuevo medio de transporte.

De 60 a 1.000 personas apuntadas en un solo día

Debido a que era el día de estreno, los usuarios de la bici pública aún no eran muy numerosos, pero todo indica que el número crecerá los próximos días. "El domingo solo había 60 personas apuntadas en la nuestra web, pero este lunes ya vamos por el millar", explica a 20minutos un empleado de Bonopark apostado en una de las estaciones para informar y ayudar a los usuarios.

El lunes por la mañana la base de El Retiro era la única que contaba con bicicletas, el resto se fueron colocando a lo largo del día, y era difícil ver a usuarios que volvieran de circular. "A mí me parece un sistema muy coherente y creo que la usaré. Es necesario para la ciudad", explica Javier, delineante que se encontraba de paseo por la zona, mientras dos turistas se hacen fotos subiéndose en una de las bicis aparcadas.

Pese a las escasez de usuarios del estreno, el interés de los madrileños por el servicio era más que patente. Hasta los conductores se paraban al paso de los ciclistas para preguntar por las bicicletas. El único 'pero' ha sido la forma de pago, demasiado enrevesado, sobre todo para los novatos. El sistema no admite dinero en efectivo, solo se puede pagar con una tarjeta especial adquirible en el Ayuntamiento, en la web del sistema o en los propios tótems delas estaciones, que también cuentan con una pantalla táctil y planos en los que localizar la ubicación de las estaciones así como las distintas vías ciclistas y ciclocarriles de la localidad.

El coste de calcular cada viaje también puede resultar lioso. Las tarjetas pueden ser anuales, para un día, para tres o para cinco. La tarjeta de socio anual cuesta 25 euros al año (15 euros si se tiene tarjeta de transporte público). En ella se irá recargando el saldo que se descontará posteriormente con cada uso. A la hora de sacar la tarjeta se pide una abonar un señal mínima de 150 euros a través de la tarjeta de crédito, importe que luego se devolverá a la cuenta del banco una vez cubierto el plazo de tiempo por el que hayamos contratado el servicio.

Además de la tarjeta de socio hay que pagar por cada uso que se haga del servicio. Los primeros 30 minutos cuestan solo 50 céntimos, para después cobrarse a 1,20 euros la hora. Aun así, también hay descuentos de diez céntimos disponibles para diversos casos, como coger una bici en una estación con alta ocupación (superior al 70%), dejar una bici en una estación con baja ocupación (inferior al 30%) o reservar base en la estación de destino a través del tótem o la app BiciMad. Si se opta por el abono de 1, 3 o 5 días, las tarifas de uso también son más caras: 2 euros la primera hora y 4 euros las siguientes.

Pero no es la única complicación. El servicio funciona las 24 horas del día los 365 días del año, sin embargo el tiempo máximo de uso de cada bici es de dos horas. De hecho, si se coge una y se supera el tiempo de uso sin anclar la vehículo en otra estación, hay una penalización de cuatro euros por hora. Si se necesita utilizar la bicicleta por más tiempo, habrá que anclar la bici junto a un tótem y luego coger otra. "Soy italiano y llevo pocos días aquí. Me parecen un poco complicadas las formas de uso. No creo que hayan pensado mucho en los turistas", asegura Andrea a este periódico tras informarse en la estación ubicada frente al Ayuntamiento de Madrid.

No más de dos horas por viaje

Desde que se aparca una bici hasta que se coge otra ha de pasar al menos un cuarto de hora. Si no, el sistema lo contará como el mismo viaje y se aplicarán las tarifas correspondientes. Se dice que esto se hace para permitir la recarga eléctrica de las bicicletas. "Ya la hemos liado, y yo que la quería solo para bajar hasta Retiro para hacer la compra desde Manuel Becerra", exclama un jubilado que asistió esta mañana al estreno.

La distribución de las estaciones no supera el radio de la M-30 (se han extendido por los distritos de Centro, Salamanca, Arganzuela, Retiro, Moncloa-Aravaca y Chamberí), aunque si el sistema tiene éxito se irá ampliando por el resto de la urbe. Además, gracias al pago con  tarjeta, a los anclajes y al sistema GPS que lleva incorporado cada vehículo se previenen los actos vandálicos y robos.

El uso es mucho más sencillo que el modo pago. Una vez obtenida la tarjeta, solo hay que insertar la misma en una de las bicis para sacarla del anclaje. La luz verde señala los anclajes con bicis, las rojas, las que están libres para aparcar el vehículo, y la azul indica plazas vacías pero reservadas (se pueden reservar tanto un espacio para aparcar como un vehículo, pero siempre con no más de una hora de antelación).

Tras pasar la tarjeta suena un pitido y la luz empieza a parpadear. Entonces hay que tirar de la bici para atrás y comprobar su estado. Si algo sucede habrá que volver a dejarla e informar de la incidencia al tótem situado en la estación.

La bici es cómoda, con una cesta delantera para apoyar la carga y con suficiente espacio entre cuerpo y manillar para que no se carguen ni los brazos ni la espalda. El sillín es adaptable a la altura del usuario. De hecho, no hay límite de edad para su uso. Eso sí, los menores de 14 años deberán ir acompañados siempre de un tutor legal.

La bici cuenta con timbre, tres marchas, iluminación para circular de noche y tres intensidades de energía eléctrica variables para impulsar la bicicleta según las necesidades del usuario. Esto último hace que una ruta de una hora por Madrid, que normalmente puede ser extenuante debido a la multitud de cuestas a y a su complicada orografía, se convierta en un agradable paseo. Las bicis tienen limitación de velocidad (18 kilómetros por hora) pero el sistema eléctrico resulta suficiente para, por ejemplo, circular por toda la calle Alcalá cuesta arriba sin notar la más mínima pesadez en las piernas.

Sin espejos retrovisores

El sistema eléctrico de apoyo deja de funcionar cuándo se deja de pedalear o al activar el freno, por lo que si se para en plena cuesta por un semáforo y luego hay que ponerse en marcha con la bici quieta, habrá que tomar un fuerte impulso para la primera pedalada. Además, el complicado tráfico de Madrid sigue intimidando al ciclista, sobre todo en hora punta. Unos espejos retrovisores ayudarían a que el usuario se sintiera más seguro al girar a una calle o al cambiar de carril.

Al llegar al destino solo hay que depositar la bici donde haya una luz roja. Hay que empujar la bicicleta en la base hasta que se encienda la  luz verde y suene el pitido. Este detalle es importante, ya que si el sistema no detecta la bici nos seguirán cobrando cuatro euros la hora, como si todavía estuviésemos utilizando el servicio.

En caso de que no se pueda dejar la bici por falta de espacio, se indicará el tótem, y el sistema nos regalará minutos extra para llevarla a otra estación cercana.

Con BiciMad se pretende convertir la bicicleta en una alternativa "real" de transporte, y no solo en un elemento "lúdico". De hecho, el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Diego Sanjuanbenito, ha remarcado este lunes que se trata de servicio público integrado en la red de transporte de la ciudad, y que por ello se bonifica a los titulares del abono transporte. De hecho, el número de ciclistas en la ciudad ha experimentado una subida del 17% entre 2012 y 2013, según datos del Consistorio.

En la capital actualmente hay 321 kilómetros de vías ciclistas, 1.174 aparca-bicis y 76 líneas avanza-bicis en los semáforos.

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